martes, 28 de abril de 2009

Se rompe

Se rompe el corazón. Lo cosemos y lo volvemos a arreglar.
Se rompe el alma y se vuelve a arreglar.
Pero a veces... a veces te clavan una espina.
Te duele, te daña, cada vez más.
Pero el cuerpo es inteligente,
y sabe resignarse.
Poco a poco se va entumeciendo el dolor.
Ya casi ni lo sientes, solo cuando se mueve la espina clavada.
Entonces recuerdas que la tienes ahí, pero si no,
puedes pasarte años con ella.
Si alguien intenta quitártela, al moverla, duele.
Prefieres que no la toquen.
Que la dejen quieta. Ya estás acostumbrada a ese dolor entumecido. Has aprendido a vivir con él. Forma parte de ti. Y llega un día en que ni recuerdas como eras cuando no lo sentías.
Y sigue esa espina haciendo daño. Pero un daño entumecido.

Es difícil hacerse de valor para soportar el dolor que supone quitársela.

Cuando lo consigues, y te la quitas, la echas de menos. Es como cuando apagan el aire acondicionado en la oficina. Cuando estaba puesto, casi ni te dabas cuenta de que estaba ahí, pero al quitarlo, sientes un gran alivio.
Te das cuenta de que podías vivir mejor.
Pero para eso, hay que sacar valor para arrancar la espina. Y no es tan sencillo como darle al off.
De todas formas, animo a todo el mundo a que se saque la espina. A que descubra que hay otras formas de vivir, mejor.
Las que yo imagino, las que yo quiero, sin espinas, sin corazones rotos, sin almas sin consuelo.

Hay un mundo mejor, una vida mejor, con paz y amor... y el plus pal salón ;)

2 comentarios:

Angel dijo...

Que si..., que no nos quiten el sentido del humor aunque nos rompan todo lo fragil que tengamos.

Un saludo.

Diana dijo...

Me tengo que pasar a veros Xoco y a ti, que echo de menos vuestras enseñanzas.
Muchos besos.